Es curioso cómo a veces ciertas cosas resisten inalterables el paso del tiempo. El eslogan que en 1924 acuñaba la vieja caja registradora de la tienda de ultramarinos fundada por el abuelo José continúa hoy, en pleno siglo XXI, siendo válido para definir exactamente lo que somos: “garantía de peso, precio y buena calidad de los artículos”.